lunes, 5 de abril de 2010

El corredor nocturno

La moral y la ambición individual por conseguir más poder. En esa tesitura se encuentra el protagonista con su doble yo, uno capaz de todo por conseguir ascender profesionalmente. El otro un estable placentero conformista.
La película no mantiene bien la dualidad del personaje. Tan sólo aparece como un infiltrado en su propia vida, que conoce tanto como él mismo. Evidentemente es él mismo quien realiza todas las maniobras. Tiene momentos de bipolaridad donde desea desprenderse de esa otra parte de su ser, pero siempre resurge para dirigir la vida del atormentado.

"Vengo para que seamos amigos", con esta frase comienza su aparición. Luego se suceden los contactos, aunque pierde su rastro vuelve a aparecer. Cuando consigue distanciarse, los suyos más próximos se lo recuerdan para que se vuelva a aproximar. Su mujer tras, abandonar el hogar, le insta a continuar en su lucha por el poder, como siempre ha hecho.

La amnesia aparente sobre ciertos temas, no resulta creible y desvirtua la credibilidad del personaje, pero el director intenta ahorrar planos y lo consigue acelerando el ritmo de la historia. Un corredor nocturno que aprovecha cualquier momento para sofocar los atisbos de amenaza a su estatus.
Cuando coge la pistola, su otro yo tan sólo contempla la verdadera posibilidad: "¿Vas a dispararte?". Esa dualidad, se fundamenta en por las buenas o por las malas, pero siempre con el fin de conseguir sus objetivos.
La película tiene ciertas lagunas durante el argumentos, sobretodo cuando se excede en crear una amenaza para el protagonista en su otro yo. Cuando la amenaza se extiende al resto de la familia, entra en un tema complicado del que no logra salir airoso, pero si faltasen esos minutos de error cinematográfico, ya no estariamos ante un largometraje.
Salvando esos errores, puede calificarse de mediocre.

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