martes, 28 de julio de 2009

Easy Rider

Una película verdaderamente interesante por varios motivos. Es una road movie paisajística, donde el protagonismo lo tienen dos motos y por extensión sus conductores.
Muestra una panorámica de localizaciones reales y en su momento desconocidas para los propios norteamericanos. Los exteriores son fantásticos, porque acompañan a la trama de la película; descubrir nuevas formas de pensar, de esta manera cambia el paisaje urbano, por los desiertos áridos y los pueblos menores del sur, también se ven escenas de ciudades como Nueva Orleans.

Dos amigos, van hasta Mexico para comprar droga y pasarla a Estados Unidos. Una vez han finalizado el negocio, esconden el dinero en los depósitos de sus motos, las chopper. Deciden ir hasta Nueva Orleans para ver el carnaval, en lo que será el principio de su nueva vida.
Por el camino, van encontrando gente con todo tipo de ideas. Más extremistas que ellos; como son los que viven en la comuna bajo unas extrañas leyes y costumbre. En este caso se representa el fracaso de esta forma de vida cuando siembran en el desierto. Representando la inoperancia de esta forma organizativa.
Las motos son siempre el punto de atracción por donde pasan. Y en este sentido recogen opiniones favorables y contrarias.
Son detenidos por participar en un desfile sin permiso, y en la prisión conocen a un abogado alcoholico que se une a ellos para ir hasta Nueva Orleans. Este se muestra más moderado en sus ilusiones, pero al mismo tiempo parece más seguro de sus convicciones.
Con la parada en el bar del pueblo, se muestra la dualidad de opiniones, al ver dos mesas próximas con distinta opinión sobre ellos. En una son criticados incluso condenados por la opinión pública, reprensentada por la ley y la gente mayor y tradicional del pueblo. En la otra, totalmente a su favor, son un grupo de jovenes niñas que se enamoran y entusiasman con los visitantes y sus máquinas. En este caso se muestra el dualismo de lo viejo y conservador frente a las nuevas ideas de los jóvenes, que quedan apagadas por el miedo que hace huir a los forasteros.
Durante una noche son sorprendidos y apaleados, muriendo el abogado. Los dos compañeros continuan viaje hasta Nueva Orleans para visitar un famoso prostíbulo del agrado del amigo fallecido. Allí se darán cuenta, en una alucinación provocada por las drogas, que tienen un pasado del que no podrán desprenderse y que su futuro ya está elegido por ser como son.
Continuan su viaje, pero al cruzarse con una camioneta, con unos pueblerinos, estos no dudan en masacrarlos con una escopeta.
Aunque tiene una trágico final, este drama paisajístico da mucha importancia a los elementos del paisaje urbano y rural que aparecen en su camino. Tras el trágico final, no se centra en los cuerpos ni motos, sino en una vista general del Misisipi, el gran Misisipi que no muere y que invita al espectador a descubrir una nueva America.

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