Una película histórica que al ser española peca de lo mismo que todas sus predecesoras.La ambientación tan real, tan ubicada en los sitios originales hace que no sea creible la historia, y nos parezcan personajes impuestos en tales escenarios.
Este artificio contrasta con la falsedad de los escenarios de las superproducciones, que aunque criticadas son las que más credibilidad consiguen más por errores e imprecisiones que por fidelidad histórica.
La película relata la situación en España del siglo XVI bajo el reinado de Felipe II. Un rey austero, muy comedido y muy suspicaz con su corte. Tolerante ante las disputas de sus consejeros e incluso divertido por sus competencias. Sin embargo no todos muestran sus verdaderos propositos, mientras que el Duque de Alba insiste en emplear la fuerza para reprimir cualquier rebelión, Antonio Pérez se muestra más negociador y racional.
Nos muestra una España, en manos del tiempo que es el único que quita y da razón, de esta guisa todos los conflictos quedan irresolutos por las contraversias internas.
En la película van apareciendo personajes, como en una pasarela de la historia. Situaciones forzadas para introducir "frases historicas" y tópicos.
Tras la muerta de una inocente, culpada de un envenenamiento preparado por los conjurados, un aguacil allegado a ella, y el instructor de caso, deciden investigar para descubrir a los verdaderos asesinos.
Poco a poco irán encontrando pistas y rastros que les conduciran hasta el consejero Antonio Perez y la princesa de Éboli, que pretendían entregar Flandes. Infundando la creencia de la mala gestión de D. Juan de Austria en aquellos territorios.
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