sábado, 17 de abril de 2010

Celda 211

Una película que merece los Goyas que consiguió. Muy consistente en todos sus personajes y la puesta en escena. Tan sólo son las acciones y los hechos se pueden cuestionar. Original con el uso de las cámaras de seguridad, aunque da señal de su limitación espacial al utilizar excesivos primeros planos.

Comienza con una situación poco creible que puede calificarse de cómica. Un funcionario novato, durante un recorrido para conocer la carcel, sufre un accidente que le deja aturdido en una de las celdas. Mientras tanto se produce una revuelta, apoderandose los presos de control de la prisión.
El funcionario, cuando vuelve en si, está atrapado en el motín. Debe convencer a los reclusos que él es uno de ellos. Sobretodo a "Malamadre", el que ostenta más poder.
Tras conocer los pormenores de la situación, el mediador intenta sacarlo, pero un altercado impide que se produzca el rescate.
Desesperado y preocupado por su esposa embarazada, utilizará un walkie talkie, para comunicarse con el exterior. Un preso confidente descubrirá su identidad real, pero tendrá que convencer al resto.
Un par de intervenciones del novato, crearán más confusión sobre su verdadero origen. Hasta que la gente agolpada en la puerta de la prisión, requiriendo información sobre lo que ocurre en el interior, será reprimida duramente por los antidisturbios. Entre ellos un despiadado guarda de la prisión que golpea a Elena, la esposa embarazada del novato, causandole la muerte.
El negociador se verá incapaz de controlar la situación al tiempo que los medios de comunicación reciben filtraciones sobre la verdadera situación.
Los rehenes etarras, son la prioridad del Gobierno para impedir una oleada de atentados.
La tensión de la situación irá creciendo al tiempo que descubrimos que no tiene salida para ninguno de los implicados. Cada vez les importa menos su suerte, y no se sabe bien cuales son los motivos que les hacen continuar con la revuelta.
Sus peticiones no son atendidas por el Gobierno, y tras delatar al funcionario desde fuera, los antidisturbios están preparados para intervenir. Durante la intervención, los propios reclusos aprovechan para ajustar cuentas y vengarse unos de otros. Matarán a los líderes del motín, entre ellos al novato, el lugar teniente de Malamadre, y a sus más cercanos colaboradores.

Fición creible, por los personajes que realizan una caracterización muy trabajada. Sin embargo actuaciones tan indolentes por parte de los funcionarios, en el sentido de no respetar las normas y ser totalmente inoporantes. Escapan muy mucho de la realidad. Aunque sí se reflejan las taras del poder judicial.

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