martes, 15 de septiembre de 2009

La mujer del anarquista

Empieza en los albores de la guerra civil española. Nos presentan a un personaje, republicano, activista, comprometido con la causa que defiende.
Su familia le apoya desde su posición acomodada. Vemos como le resulta fácil, dirigirse cada día a su emisora a lanzar arengas a las tropas republicanas.

Sin embargo, rápidamente el curso de la guerra tomará otro cauce y muchos partidarios empezarán a abandonar Madrid y España ante la inminente derrota de sus ideales.

Se refleja muy bien en la película, esta etapa donde la mujer vive acomodada en una gran casa sin complicaciones ni problemas de abastecimiento.
Cuando su marido decide abandonar el hogar familiar para continuar la guerra desde otros frentes, comienzan las penurias para su familia. Verán racionado el espacio de la vivienda, la comida, todo los servicios. Hasta que al final de la guerra queda desposeida de sus pertenencias, que a la postre eran de su marido, en busca y captura.
Durante esta ausencia, no sabrá nada del marido hasta que contacta con su cuñado, y le da esperanzas de que aun sigue vive en paradero desconocido. Poco a poco va progresando a base de trabajo duro. Contrasta la visión de la niña que crece, cuando en los primeros estadios de la contienda era una aleccionada de su padre. Ahora se muestra más tolerante y sabe distinguir las ventajas de las dos ideologías. Representa la generación perdida de niños de la guerra que deben saber coger lo mejor de cada parte.
La madre sigue enamorada de su marido ausente, y se resiste a entregarse a su cuñado, de manera que este, finalmente decide facilitar el encuentro con su hermano en Francia.
Allí se encuentra a su marido demacrado, trabajando en una fábrica, en una pobreza casi miserable. Sólo le quedan los ideales, unos ideales marchitos, que la hija observa de forma crítica comprendiendo que han perdido la guerra porque no son mejores que otros.
Junto con otros, intenta mantener una resistencia en la clandestinidad, enviando dinero para financiar un atentado desde un bombardeo. Todo resulta ridículo y fuera de lugar, la tolerancia y todas las consignas que predicaba años antes desde la resistencia de Madrid, parecen perdidas y olvidadas frente a la brutalidad y la obsesión por la causa perdida. Es un derrotado que vive en la derrota. Su mujer no encuentra a su marido, sino una marioneta de este. Conforme pasa el tiempo las cosas iran a su lugar, y los intentos y problemas para llevar el plan se reproduciran hasta el hastío.
Interesante, sobre todo la parte de vida en el exilio.

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